En un curso de unos 6 km, el Río Negro y el río Solimões se mantienen completamente juntos, brazo a brazo conviviendo, pero en ningún momento terminan de fusionarse el uno con el otro, hasta que llegan al río Amazonas y acaban siendo un solo caudal.

Imagen: wikipedia
Si alguna vez habéis tenido la oportunidad de verlo en directo, o en fotografía o vídeo, es un espectáculo visual. Aguas oscuras que parece que alcanzan una tonalidad negra y que colindan con aguas marrones, de tono arcilloso, en perfecta sincronía. Juntas, pero no mezcladas. Así durante varios kilómetros, tan vivas, tan impresionantes.
¿Por qué no se mezclan?
La razón la encontramos en que la densidad de las aguas del Río Negro es distinta a la densidad de las aguas del río Solimões. Además, también es diferente la velocidad y la temperatura de las mismas. El Río Negro corre a unos 2 km por hora, con una temperatura de 28ºC, mientras que el río Solimões circula entre los 4 y 6 km por hora, con una tempeartura de unos 22ºC.
A este fenómeno se le conoce como el Encuentro de las aguas y es uno de los grandes atractivos de Manaos, yendo los turistas en barcas y pequeños cruceros para poder verla. Para que os hagáis una idea, alcanzan hasta los 60 metros de profundidad.
Además, otra razón para ver este espectáculo hidrográfico es que si tienes mucha suerte puedes ver a los delfines rosados. Se trata de unos delfines del Amazonas que están en peligro de extinción y que son conocidos, también, como toninas, botos o bufeos colorados. Viven en agua dulce y tienen un tono rosado que les ha dado nombre.