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Los rasgos faciales que más se heredan

Los pómulos, la punta de la nariz, el pelo ondulado y el extremo de los ojos rasgados, además de la línea del cabello. Son los rasgos faciales que más se heredan. 

Los rasgos faciales que más se heredan

Que si se parece a papá. Que si se parece a mamá. La eterna duda genética de quién se parece más a quién es algo intrínseco al ser humano, desde que el mundo es mundo. Por suerte (o por desgracia), la ciencia ha avanzado hasta dar respuestas a esta cuestión en la mayoría de los casos.

Así las cosas, los rasgos faciales que más se heredan están muy localizados, pero llama la atención el orden establecido.

Pómulos

Ni ojos, ni frente, ni nariz… Los pómulos son los que más se pasan de generación en generación. Lo primero en lo que hay que fijarse, para saber si será a papá o a mamá. O a ninguno, que puede pasar también. Lo cierto es que es una zona en la que no solemos reparar, y resulta que su importancia genética es capital. Suele pasar.

Punta de la nariz

Ojo, que no la nariz. Sólo la punta. Y en este caso sí es habitual mirar la nariz como primer elemento de comparación paterno filial. Respingona, picuda, aguileña… La nariz no tiene vuelta de hoja y es de lo que más llama la atención, por lo que es a la que van casi todas las miradas. Incluso la propia. Por suerte, el cerebro la elimina del campo de visión.

Pelo ondulado

Curioso pero cierto. Si el padre o la madre tienen el pelo ondulado, lo normal es que el hijo o la hija hereden este rasgo. Y si encima coincide el color de pelo, apaga y vámonos. Los clones serán una realidad.

Extremos de los ojos

Otra zona muy concreta de la cara en la que no solemos reparar. Lo habitual es ver los ojos en conjunto y resulta que cada parte tiene su historia. En este caso, la zona que está pegada a la nariz, sumará más puntos que otras con más fama, a la hora de determinar a quién se parece el peque o la peque.

Línea del cabello

Y de nuevo el pelo. Sorprendente, ¿verdad? En este caso toca ver dónde le empieza a nacer el pelo al bebé y echar un ojo a los padres. Lo habitual es que el padre tenga menos pelo pero que se acuerde cómo lo tenía de joven. Ésa es la comparación.

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