Insectos: La solución a la supervivencia del planeta

¿Alguna vez te habías planteado que la supervivencia del planeta podría estar ligada directamente al papel de los insectos? En este artículo de Javier Arroyo Sanz, alumno del Máster en Agroindustria Conectada y Sostenibilidad, Título Propio de la Universidad Pontificia Comillas, impartido por INEA (Escuela Universitaria de Ingeniería Agrícola y Agroambiental), podrás encontrar una interesante reflexión sobre la función y valor de los insectos para nuestro futuro.Este artículo surge en el contexto de la asignatura de Biotecnología: Teoría y Casos Prácticos, impartida por el Dr. Dr. Jorge Poveda Arias.

En los últimos años estamos experimentando una serie de cambios que pueden cambiar el rumbo de nuestra civilización. Uno de los más importantes es el aumento de la temperatura del planeta como consecuencia del incremento de la emisión de gases de efecto invernadero. Esto está rompiendo el equilibrio interno de la Tierra y generando una falta de recursos en determinados lugares, en particular de agua. Además, se está produciendo un aumento de la población de nuestro planeta, que se cifra en 9000 millones de personas para el año 2050, por lo que debemos buscar nuevos alimentos que sean capaces de satisfacer las necesidades, a la vez que conservan el medio ambiente.

¿Qué son los gases de efecto invernadero?

Se trata de una serie de gases atmosféricos (CO2, CH4, NOX, O3, CFC, etc.) que tienen la capacidad de absorber y emitir radiación dentro del rango infrarrojo. Con ellos se consigue alcanzar una temperatura óptima, para la vida en la Tierra. Sin embargo, un exceso de los mismos provoca un aumento de la temperatura media, lo que a su vez genera modificaciones en los ecosistemas y efectos directos sobre la biodiversidad.

¿De dónde proceden las emisiones de gases de efecto invernadero?

El gas más importante en volumen es el dióxido de carbono (CO2), con un 78% del total. Le sigue el metano (CH4) con un 18% y el óxido de nitrógeno (NO2) con un 9%.

El CO2 se genera en cualquier combustión, en algunas reacciones químicas y en los procesos vitales de los seres vivos. Su concentración en la atmósfera aumentó el siglo pasado a raíz de la industrialización y un mayor uso de combustibles fósiles. La manera de extraerlo de la atmósfera es a través de las plantas, que lo utilizan en la fotosíntesis. La fotosíntesis es el proceso que realizan las plantas para producir su alimento. Consiste en la utilización de agua, sales, energía lumínica y CO2 para obtener energía, liberando O2 a la atmósfera.

El metano se genera durante la producción y transporte de combustibles fósiles y a través de procesos biológicos (emisiones ganaderas y descomposición de materia orgánica). A pesar de ser menos importante en volumen que el CO2, es unas 30 veces más contaminante, por lo que su reducción es muy importante.

¿Cómo puede reducirse el metano emitido a la atmósfera?

El 40% del metano se origina a través de procesos biológicos, y dentro de éste porcentaje, más de la mitad es culpa de los rumiantes (vacas, ovejas y cabras). El crecimiento de la población está haciendo que las necesidades de alimentación sean mayores. Por lo tanto, si aumentamos la proporción de ganado tradicional, se incrementará el metano y, como consecuencia, el efecto invernadero.
La solución está en los insectos. Los seres humanos necesitamos incluir proteínas en nuestra alimentación. Actualmente, la mayor parte de las proteínas que ingerimos son de origen animal (pescado y ganadería tradicional), pero tenemos la oportunidad de sustituir parte de este consumo por proteína proveniente de insectos.

Estos invertebrados presentan una alta eficiencia en la conversión de alimento, una alta fecundidad, son omnívoros (pueden alimentarse de subproductos e incluso residuos) y necesitan poco espacio para desarrollarse. Los insectos presentan un alto valor nutricional, alrededor del 60% de su composición son proteínas, entre las cuales encontramos aminoácidos esenciales.

¿Cómo pueden ser consumidos?

Los insectos se pueden emplear tanto en alimentación animal como en humana, normalmente se procesan y se obtiene harina de ellos, aunque se pueden ingerir directamente.

Actualmente se utilizan en la composición de los piensos de alimentación acuícola sustituyendo a la harina de pescado y en piensos de aves, cerdos y rumiantes para sustituir a la soja. Existen numerosos estudios que certifican que con la utilización de insectos se consigue un pienso de más calidad que los habituales y más eficiente (los animales necesitan ingerir menos cantidad para ganar el mismo peso).

En cuanto al consumo humano, hay países en los que es algo habitual, pero en países occidentales no es común, está mal visto. La forma de introducirlo poco a poco es a través de la harina (pan, barritas para deportistas, etc.) y utilizando la didáctica para mostrar las bondades de su consumo a la población.

Vivimos en una sociedad en continuo crecimiento y evolución en la que no paramos a pensar en el impacto futuro de nuestras acciones en el medio ambiente. Debemos poner solución a los retos que se nos plantean para las próximas décadas y ser capaces de cambiar nuestros hábitos de consumo para poder alimentar a la población de forma sostenible. Los insectos se presentan como la solución a las necesidades alimentarias de nuestra sociedad por su alta concentración en proteína y su bajo impacto en el medio ambiente. Estamos a tiempo de salvar nuestro planeta, los insectos pueden y deben ser la tendencia de consumo de los próximos años.

Bibliografía consultada

  • Artime, M. A. (2010). La ONU estudia incentivar las granjas de insectos. Recuperado de https://naukas.com/2010/08/05/la-onu-estudia-incentivar-las-granjas-de-insectos/
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  • Efecto invernadero: Importancia de la atmósfera para los seres vivos. (2017). Recuperado de https://espaciociencia.com/efecto-invernadero/
  • Pérez, J. I. (2019). Digestión simbiótica: Los rumiantes. Recuperado de https://culturacientifica.com/2019/05/20/digestion-simbiotica-los-rumiantes/
  • Poveda, J. (2019). El gusano de la harina (Tenebrio molitor) como recurso agroalimentario. León: Universidad de León.
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