Para poder entender mejor el aparato digestivo y su funcionamiento puedes replicar este experimento del Dr. Jorge Poveda Arias y Blanca Sanz Sanz, alumna de quinto curso del Programa de Estudios Conjunto en Educación Infantil y Educación Primaria. Este experimento se desarrolla en la asignatura Actividades experimentales para el descubrimiento del entorno, de la Universidad de Valladolid. y del Campus María Zambrano (Segovia).
Explicación científica: aparato digestivo
Todos los animales, incluidos los humanos necesitan alimento para tener energía y crecer. Para conseguir energía, damos a nuestro cuerpo comida, la cual tiene nutrientes, y esta debe ser transformada en algo que el cuerpo pueda usar. Este proceso se denomina digestión. Los distintos órganos o partes del cuerpo que realizan este proceso forman parte de lo que llamamos “aparato digestivo”.
El aparato digestivo está formado por algunas partes del cuerpo que trabajan de manera conjunta para convertir los alimentos que tomamos y los líquidos que bebemos en el combustible necesario para dar energía a nuestro cuerpo.
Los principales órganos del aparato digestivo son; la boca, el esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso y el ano. Además, también tienen importancia otros órganos llamados hígado y páncreas.
A continuación, vamos a ver como se lleva a cabo el proceso de digestión, desde que comemos los alimentos hasta que los desechos son expulsados.
La digestión comienza en la boca, cuando los alimentos que comemos se mastican con los dientes y se mezclan con un líquido llamado saliva. Cuando esa masa llamada bolo alimenticio está lista para tragarse, la lengua lo empuja, y lo manda directamente al esófago, que es un tubo elástico por el que pasa la comida hasta el estómago. Pero este recorrido no es inmediato, sino que dentro del esófago tenemos unos músculos que van aplastando los alimentos.
Cuando los alimentos triturados y mezclados con saliva pasan por el esófago, llegan al estómago. El estómago es algo parecido a un saco, que se encarga de almacenar o guardar los alimentos que hemos comido.
Cuando está la comida almacenada, el estómago actúa como una batidora, y hace aún más pequeños los trocitos de comida que hemos comido, y que ya habían triturado los dientes. Para hacer más pequeños esos trocitos, el estómago se ayuda de un líquido llamado jugos gástricos. Por tanto, la comida masticada y la saliva se juntan con esos jugos, y se forman trocitos mucho más pequeños.
Cuando el estómago ha terminado de triturar la comida, se vacía lentamente y pasa al intestino delgado. El intestino delgado es un tubo de casi 7 metros de longitud. Esto significa que mide lo mismo que una portería de fútbol 11 de un palo hasta el otro.
El intestino delgado mezcla aún más la comida, y se encarga de absorber toda esa energía de los alimentos que necesitamos para vivir. Esta energía está en forma de vitaminas, minerales, proteínas… Para ello, cuenta con la ayuda del páncreas y el hígado, que expulsan otros líquidos para ayudar al intestino delgado a absorber la energía de los alimentos triturados.
Estos alimentos se quedan en el intestino varias horas, y cuando están completamente líquidos, pasan a la sangre, permitiéndonos así conseguir la energía necesaria.
Pero… ¿Qué pasa con los alimentos que no necesitamos? Pasan al intestino grueso, que es otro tubo, pero más corto que el intestino delgado y más gordo. En el intestino grueso, los alimentos tienen la última oportunidad para ser absorbidos y pasar a la sangre, pero todos aquellos que no necesita nuestro cuerpo, van perdiendo agua y comienzan a endurecerse. Finalmente, esos desechos son expulsados a través del ano, y van directamente al váter. En este lugar es donde acabaría nuestro proceso de digestión.
Desarrollo del experimento
Materiales
- Un bol Medio plátano
- Un vasito de agua
- 2-3 Galletas
- Un tubo de unos 30 cm
- Una bolsa con cierre hermético
- Zumo de naranja/limón
- Una media
- Una taza
- Una bandeja
- Periódicos
- Dos vasos de plástico
- Tijeras
Instrucciones
(Todas las instrucciones las guía el maestro, aunque quienes las realizan son los alumnos con su ayuda a la vez que el maestro explica las partes que se van trabajando). Tras la explicación, aparecen las imágenes numeradas con la instrucción correspondiente.
Cubre la mesa de trabajo con papeles de periódico y una bandeja para evitar ensuciar.
Echa en un bol el medio plátano y las galletas machacadas. Aplástalo todo y mézclalo bien. Simulación de la boca y los dientes.
Vierte un poco de agua en la masa y remuévelo bien. Simulación de la saliva mezclándose con los alimentos ingeridos.
Cuando esté todo mezclado, vierte el contenido en el tubo de 30 centímetros y déjalo caer hasta derivar en la bolsa de plástico. Simulación del bolo alimenticio cayendo por el esófago.
Una vez en la bolsa de plástico (el estómago), vierte el zumo y cierra bien la bolsa. El zumo simula los jugos gástricos. A continuación, agita la bolsa y aprieta su contenido. Simulación de los movimientos que se producen en el estómago y la trituración.
Cuando esté todo bien triturado, corta una esquina de la bolsa y vierte el contenido en una media. Simulación del intestino delgado.
Cuando toda la masa haya caído en la media, apriétala fuerte, de manera que todo el líquido salga, y quede dentro de la media la parte más sólida. El líquido que sale representa la absorción de nutrientes.
Cuando todo el líquido haya salido, corta la media y echa la masa compacta en una taza. La taza representa el intestino grueso a modo de almacenaje.
Cuando esté lista la masa, échala en un vaso de plástico. Por otro lado, corta en otro vaso de plástico un agujerito de unos 2 cm de grosor en el culo del vaso. Simulación del ano.
Finalmente, echa la masa compacta en el vaso del agujero, y con el otro vaso haz presión sobre la masa para que los desechos salgan en forma de heces. Representa ir al baño y finalizar la digestión.
Resultado final
Referencias
- Ausubel, D. P. (1976). Psicología educativa. Un punto de vista cognitivo. Ed. Trillas. México.
- Jiménez Aleixandre, M.P. “Modelos didácticos” en Perales, J. y Cañal, P. Didáctica de las ciencias experimentales. 2000. Pp. 170-177.