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El mindfulness, cada vez más importante en el mundo laboral

En su forma más simple, mindfulness o atención plena significa conciencia. Practicar la atención plena ofrece una forma de prestar atención al momento presente, sin juzgar. Los orígenes de la atención plena se asientan firmemente en el budismo, pero cada vez se enseña más de forma secular. La atención plena puede ayudar a reducir el estrés, la ansiedad y los conflictos, y aumentar la resiliencia y la inteligencia emocional, al tiempo que mejora la comunicación en el lugar de trabajo.

El trabajo puede ser de lo más estresante. Al ajetreo de vivir en la ciudad, de pagar facturas y de tratar de organizar tu día a día, se suma también la necesidad de cumplir con plazos de entrega, resolver problemas y cumplir con las responsabilidades de tu puesto de empleo. En definitiva, tenemos que manejar tantas variables que acabamos haciendo numerosos malabares a lo largo de nuestra jornada, y no siempre acaban bien.

No lo decimos por cometer errores, sino porque, tarde o temprano, al estar sometidos a mucha presión, nuestras mentes se resienten. Cuidar nuestra cabeza es esencial, y es algo que nos lleva a tomar distancia y mirar cada cosa con perspectiva, sobre todo dentro del ámbito laboral. Por eso mismo, corrientes como el mindfulness están ganando tanto terreno en los tiempos que corren, llegando a ser clave para los grandes profesionales. Pero, ¿a qué se debe su relevancia?

¿Por qué es tan importante el mindfulness para los trabajadores?

Para muchos, puede ser simplemente un término «cool» en inglés con el que querer vender humo, pero realmente, cuando hablamos del mindfulness, hablamos de algo esencial para prácticamente cualquier persona. Es, básicamente, una filosofía de vida que responde a la traducción literal de la palabra. Se podría convertir al castellano como «atención plena«, aunque va un poco más lejos de eso. Es una metodología que se centra en ser consciente del momento presente y centrar la atención en las emociones, sensaciones y pensamientos de la persona.

A eso debemos añadir la atención, también, tanto de la respiración como del ambiente que nos rodea. El total foco en ese momento actual debe hacerse sin ningún tipo de juicio, sin interpretaciones, sin justificaciones. Es, como lo definen muchos especialistas, simplemente centrarse en prestar atención a uno mismo y su entorno en un momento determinado. ¿Para qué? Para tener claro qué nos dice nuestro interior en cada momento, reconocer mejor lo que pensamos y lo que sentimos y aceptarlo sin someterlo a juicio alguno.

Con esto, se consigue una visión más objetiva que da espacio y permite analizar mejor las sensaciones y aprender a conocernos mejor. Parece una nimiedad, pero este proceso y sus objetivos pone de manifiesto los principales beneficios de la práctica del mindfulness, entre los que destaca sobre todo una mayor estabilidad emocional y una agilización en la toma de decisiones. Dos elementos que ya se perfilan, desde que se plantean, como claves para un buen profesional.

De hecho, vamos a seguir tirando de ese hilo para ahondar en por qué se le está dando tanta importancia al mindfulness en el ámbito laboral. Cada vez hay más casos de empresas que fomentan la preparación y formación en este terreno, incluso las que persiguen perfiles profesionales que demuestran conocimiento de la materia para sus altos cargos. Resulta curiosa, pero la tendencia es cada vez más patente, y ahora vamos a entender mejor a qué se debe todo este boom.

Ventajas de un profesional que sigue el mindfulness

Con su definición en mente, lo primero que destaca es que facilita una mejor gestión de situaciones estresantes o complicadas. Sin nervios, la persona puede meditar correctamente para agilizar su labor en estos momentos más difíciles y conseguir mejores resultados. Todo sin someterse a las prisas ni dejarse llevar por presentimientos o prejuicios.

Asimismo, el mindfulness ayuda a tratar mejor la toma de decisiones y resolver cualquier posible conflicto que surja en el entorno laboral, sea entre miembros del equipo o con agentes externos a la empresa. Por eso mismo se persigue tanto en perfiles elevados dentro de un negocio, porque potencia las dotes de negociación y ayuda a abordar y ejecutar estrategias con una mejor perspectiva de la situación, amén de servir para fomentar y estrechar los lazos entre miembros del equipo y arreglar cualquier posible roce de la mejor forma.

A eso hay que añadir algo fundamental: ayuda a reducir los niveles de ansiedad y estrés. La persona se siente mucho más relajada porque sabe, en todo momento, qué siente y por qué lo siente. Por lo tanto, sabe cómo actuar en consecuencia para resolverlo y sentirse bien. Resulta interesante, pero el mindfulness ayuda a tratar desde una perspectiva objetiva algo tan subjetivo como son las sensaciones y emociones. Es imposible cortar lazos con ellas, pero sí alejarse un poco para tratarlas como es debido.

Se mejora el trabajo en equipo, se mejora la comunicación y se potencia tanto la innovación como la creatividad, estos dos últimos aspectos realmente importantes en determinados sectores. Desde luego, la práctica de esta filosofía es más que interesante para cualquier persona que esté trabajando porque, aparte de todo lo mencionado, también es capaz de aumentar la productividad. Pero, visto desde fuera, el mindfulness nos ayuda más que como trabajadores, como personas. Nos sirve para aprender a gestionar mejor nuestros conflictos y problemas y para, sobre todo, estar mejor con nosotros mismos.

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