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¿De qué manera la tecnología contribuye a la sostenibilidad?

El término ‘sostenibilidad’ no hace referencia simplemente a una ‘intención’ medioambiental, sino que define toda una forma de replantear las industrias, los mercados y la tecnología. La economía global está encaminándose hacia una reformulación que le permita ser 100% sostenible en términos medioambientales, desde la producción energética hasta los materiales que utilizamos para garantizar el equilibrio en el entorno natural.

Las nuevas generaciones están prestando cada vez más atención a las políticas de producción seguidas por las diferentes empresas. Las compañías que ofrecen envases biodegradables para sus productos, por ejemplo reemplazando el plástico por el cartón o el aluminio –según el tipo de producto–, tienen mucho más tirón entre los usuarios de la GenZ que aquellas que insisten en el uso de plásticos con la intención de ahorrar costes.

Las botellas de refrescos y otros envases plásticos

Un ejemplo claro de esto pueden ser las empresas de refrescos, que se encuentran entre las compañías que más contaminan con plásticos debido a la producción de botellas plásticas de Coca-Cola, Pepsi, Nestea o agua embotellada. Estas botellas se pueden encontrar por toneladas en el gran parche de basura del Océano Pacífico, y, sin embargo, podrían reemplazarse fácilmente por latas de aluminio o envases rellenables.

En cuanto a los jabones, por ejemplo, también es posible sustituir los envases de gel por pastillas envueltas en papel biodegradable. Y ni qué decir tiene que hay infinidad de productos no perecederos –auriculares, ratones de computadora, televisores, lámparas, baterías…– que acostumbran a venir envueltos en plástico para una mejor presentación que, a ojos de la GenZ, sería mucho más atractiva –e igual de segura– en una simple caja de cartón.

Apple y la basura electrónica

La resistencia a las políticas medioambientales también es tenida en cuenta. Apple se caracteriza por ser una de las empresas más reticentes a reducir la basura electrónica mediante la implementación de un cargador común a todas las empresas de telefonía. Su defensa a ultranza del cargador Lightning responde a intereses puramente económicos, ya que los cargadores de Apple generan enormes beneficios para la compañía.

En Europa se establecieron leyes que por fin obligan a Apple hacer que sus teléfonos sean compatibles con el puerto USB-C. E, incluso así, Apple ha implementado un protocolo que ralentiza de forma artificial la carga y la transferencia de datos en los iPhones cuando no se utiliza un cargador fabricado por la propia Apple. El ‘mobbing’ para vender más cargadores, es una vez más, evidente, y viene a costa del medio ambiente.

Apple siempre se ha caracterizado por ofrecer un ecosistema diferencial para sus productos. El software opera de manera distinta en los iPhones que en los Android. Una iOS VPN tiene algunas características ligeramente diferentes que una VPN Android. Y es bien conocida la batalla legal entre Epic Games y Apple en torno a las políticas de la App Store. Pero se hace necesario trazar una línea entre las estrategias empresariales y el daño al medio ambiente.

Los usuarios tenemos la llave

Aunque, por supuesto, leyes como las establecidas en Europa o en Brasil ayudan a reducir los residuos plásticos y la basura electrónica generada por las grandes empresas, los consumidores son en última instancia quienes tienen el control sobre lo que se vende y lo que no. Por eso es tan importante que a nivel individual seamos conscientes de lo que compramos y optemos siempre por las alternativas más ecológicas disponibles.

El problema, por supuesto, lo encontramos cuando no hay ninguna alternativa que sea ecológica. En ese caso es difícil enviarle un mensaje al mercado a través del consumo, pero, por fortuna, hoy en día contamos con redes sociales y múltiples plataformas donde podemos hacer públicas nuestras protestas en torno a las malas praxis de todas estas compañías. Poco a poco, paso a paso, podemos impulsar la reducción de plásticos en nuestro entorno.

La limpieza de los océanos y la energía verde

Las iniciativas de limpieza de plásticos en los océanos también son una gran medida, pero no dejan de ser un simple paliativo que no es capaz de retirar la contaminación oceánica al mismo ritmo con el que es producida. Instituciones como la Gran Barrera de Burbujas o The Ocean Cleanup están haciendo un gran trabajo, pero debemos ayudar mediante la reducción del uso de plásticos en todos y cada uno de los productos de nuestro día a día.

Estas políticas sostenibles deben hacerse extensivas además a la producción energética, tanto mediante la renuncia al carbón y al gas –mediante la instalación de centrales de energía solar, eólica, hidroeléctrica o maereomotriz– como mediante el desembarco de los vehículos eléctricos. Estamos viviendo una era de transición de la que depende el futuro de nuestro planeta. Por eso debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano, y aún un poco más.

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