EspacioCiencia.com

Antígenos, anticuerpos, su estructura y función en la respuesta inmune

Un antígeno es cualquier sustancia que incita a su cuerpo a desencadenar una respuesta inmunitaria contra él. Los tumores incluyen alérgenos, bacterias y virus. Los anticuerpo son proteínas en forma de Y que el cuerpo produce cuando se detectan excesos. Los resultados son producidos por células inmunes llamadas células B. De antígenos y anticuerpos os queremos hablar en este artículo analizando su estructura y función en la respuesta inmune.

Antígenos, anticuerpos, su estructura y función en la respuesta inmune

Los antígenos son cualquier tipo de sustancia que incita la producción de anticuerpos del sistema inmunitario, y pensaréis ¿qué tiene esto de incorrecto? La respuesta es que esos anticuerpos que fabrica el sistema inmunitario cuando detecta cuerpos extraños como los antígenos atacan al propio sistema inmune, ocasionando así una serie de lesiones y enfermedades, ya que el cuerpo no es capaz de reconocer y por lo tanto aceptar la sustancia que se encuentra en nuestro organismo, y por lo tanto intenta luchar contra ella. Cuando el organismo detecta estos cuerpos extraños (antígenos) los ataca con linfocitos. Los linfocitos son una de las células que forman el sistema inmunitario, son células inmunocompetentes, lo cual significa que responden específicamente y con memoria frente a un estímulo antigénico.

Como hemos dicho, un antígeno es una sustancia que nuestro organismo no es capaz de reconocer, lo cual desencadena la producción de anticuerpos contra el propio sistema inmunitario. Pero, ¿qué tipo de sustancias son los antígenos? Pueden ser tanto sustancias que proceden del exterior, como por ejemplo: bacterias, polen, virus o químicos; o bien pueden ser sustancias que se hayan formado dentro del cuerpo, como son los antígenos de histocompatibilidad (HLA), que son propios de cada individuo, algo así como una huella digital, aunque sin llegar a ser exclusiva de un único individuo. Estos HLA están presentes en las células y los tejidos. Si una célula o un órgano de un individuo se ponen en contacto con los linfocitos de otro individuo, estos reconocerán los HLA como no propios e intentarán luchar frente a ellos, destruyéndolos (esto es lo que ocurre en el rechazo de trasplantes de órganos y tejidos).

Los anticuerpos son proteínas fabricadas por el sistema inmunitario de un organismo cuando este descubre sustancias que son nocivas, a las que se les llama antígenos. Al igual que existen distintos tipos de antígenos, existen distintos tipos de anticuerpos, y es que cada tipo de anticuerpo es exclusivo y por lo tanto defiende al organismo contra una clase determinada de antígeno. Los anticuerpos también los puede producir el sistema inmunitario por equivocación, si este confunde un tejido que está sano con una sustancia perjudicial o dañina. A esto último se le pone nombre de trastorno autoinmunitario.

Estructura de los anticuerpos

La estructura que presentan generalmente todos los anticuerpos es muy similar, ya que todos presentan en su composición una proteína cuya forma característica es la Y, por lo cual los anticuerpos mostrarán esta forma. Pero además, se presentan unas variaciones en los extremos de dicha proteína. Esto es lo que aporta variabilidad a los anticuerpos, ya que, como sabemos, el organismo humano es capaz de fabricar millones de anticuerpos que son diferentes, y cada uno de los cuales nos defiende de un tipo de enfermedad diferente. Por lo cual, y sintetizando lo anterior, podemos decir que la variabilidad de los anticuerpos reside en que cada uno de los mismos presenta un extremo sutilmente diferente. Esta región de la proteína recibe el nombre de región hipervariable. Cada variedad de anticuerpo se une a un antígeno diferente.

Y, dicho esto, ¿qué significa que un anticuerpo se una a un antígeno?

En el momento en que un anticuerpo se encuentra con un antígeno que le es complementario lo reconoce, y lo marca para que otras células miembros del sistema inmunitario lo ataquen. A esta unión de un anticuerpo y un antígeno se le puede llamar complejos antígeno-anticuerpo. Los leucocitos que sean de tipo granulocitos (ya que hay varios tipos de leucocitos) se encargarán de fagocitar a dichos complejos, con la única intención de eliminar al antígeno perjudicial de nuestro organismo.

¿A qué se debe la variedad de anticuerpos que fabrica nuestro organismo?

Esta variedad tiene una simple explicación, dado que existe una combinación aleatoria de aquellos genes que codifican la información que señala los sitios donde los anticuerpos se unen a los antígenos. Si a las combinaciones al azar de los genes le sumamos que estos genes pueden inclusive presentar mutaciones que también se producen al azar tendremos una variabilidad que es aún más grande.

Estructura de los antígenos

Los antígenos presentan una estructura tridimensional y a su vez una región específica de unión con los anticuerpos, que recibe el nombre de epítopo. Esto hace que exista un gran número de anticuerpos para cada posible antígeno, ya que un mismo antígeno puede presentar diferentes epítopos.

Los epítopos son una parte fundamental de la estructura de los antígenos, dado que son las regiones de la macromolécula que pueden ser reconocidas por un anticuerpo que le es específico y así activar la respuesta inmune.

También debemos citar que el antígeno presenta ciertas regiones llamadas inmunodominantes, estas son las zonas del antígeno a las que se unen la mayoría de los anticuerpos.

Función de los anticuerpos en la respuesta inmune

Los anticuerpos desempeñan la función de proteger al organismo, ya que forman para del sistema inmunitario, por lo que de una forma u otra atacan al agente intruso al detectarlo en el organismo. Su papel lo desempeñan de tres formas diferentes:

  • Imposibilitando la entrada de los agentes patógenos a las células y evitar que les produzcan algún daño. Esta forma recibiría el nombre de neutralización.
  • Pueden desencadenar que los patógenos sean eliminados por macrófagos y otras células. Esto lo hacen cubriendo externamente al agente patógeno, y recibe el nombre de opsonización.
  • Pueden provocar que el agente patógeno sea destruido directamente mediante la activación de otras respuestas inmunes, entre las que se encuentran la vía del complemento. Esta acción recibe el nombre de lisis.

Función de los antígenos en la respuesta inmune

En primer lugar, hay que señalar que todos los antígenos no son capaces de activar la respuesta inmune, ya que esto depende también de los anticuerpos. Si estimulan la respuesta inmune se denominan inmunógenos.

Estos antígenos son sustancias que nuestro organismo no es capaz de reconocer y por ello las rechaza. Por lo que son considerados como agentes patógenos que tienen como complementarios anticuerpos específicos que son los encargados de eliminarlos.

Conclusión

Los anticuerpos y los antígenos forman parte del sistema inmune, o bien defendiéndolo, como es el caso de los anticuerpos; o bien atacándolo y provocando la activación de la respuesta inmune, como es el caso de los antígenos.

La relación que existe entre cuerpos y antígenos es que cada anticuerpo tiene asignado un antígeno específico, es decir, son complementarios. Pero son complementarios para destruirse, ya que los anticuerpos reconocen a sus antígenos complementarios y en ese momento quedará activada la respuesta inmune, por lo que el antígeno será eliminado.

También te puede interesar:

Compartir en: Twittericono twitter Facebookicono facebook Pinteresticono pinterest

También te puede interesar