El Mau egipcio (mau es la palabra egipcia para gato) se destaca por ser el único gato domesticado con manchas naturales. En otras palabras, el patrón de manchas no fue creado por la manipulación humana de los genes felinos. Los gatos eran conocidos en Europa antes de la Segunda Guerra Mundial, pero la devastación de la guerra dejó a la raza en un estado peligroso.

La raza, como se la conoce hoy, data de una gatita plateada que se le dio a la princesa rusa Natalie Troubetskoy cuando vivía en Roma. Según la historia, el gatito se lo dio un niño que lo guardaba en una caja de zapatos o ella le compró uno al embajador egipcio en Italia. Troubetskoy llamó al gatito Baba. Cuando se mudó a los Estados Unidos en 1956, Baba y dos de sus hijos la acompañaron. Troubetskoy quería asegurarse de que los Mau sobrevivieran como raza, por lo que escribió un estándar de raza y comenzó a criar gatos con el nombre de criadero de Fátima.